Dos laboratorios nacionales fueron los grandes protagonistas de la semana. Por un lado, el grupo nacional Roemmers, que volvió a dar otro paso estratégico. Según publicó Pharmabiz en exclusiva el laboratorio adquirió la firma Cépage para agrandarse en dermatología. En paralelo, Elea subió a la tapa en función de la reciente aprobación de su biosimilar Lumiere el que generó grandes controversias.

Una dupla de laboratorios nacionales fueron los principales protagonistas de esta semana informativa en Pharmabiz.

Por un lado, el grupo nacional Roemmers que dio otro paso y avanzó en el negocio de la Dermatología. Según pudo saber este medio la compañía está completando la adquisición del 51% de la empresa local Cépage, un emprendimiento pergeñado por Hernán Serra Mirás, quien se iniciara como APM de Roemmers una década atrás. El ejecutivo asumirá ahora como responsable de la unidad de dermo, la que incluye además a la marca EximiaVer artículo.

En tanto, el laboratorio Elea saltó a la agenda luego de publicar una solicitada en los medios masivos en la que anunció que la ANMAT le dio el visto bueno a su biosimilar Lumiere. Esta aprobación ya generó grandes controversias por varias razones. Se trata del único país del mundo en el que esta indicación hasta el momento off label es autorizada.

 A la vez que las multis hablan de una aprobación «express» por parte de la cuestionada funcionaria a cargo del área de Biológicos, Patricia Aprea. En paralelo, Elea comandada por la tríada Hugo Sigman, Daniel Sielecky y Luis Gold apuntan al marketing de la diferencia de precios. Ver artículo.

Desde el wing de las multis la británica GSK volvió a ser noticia. Según pudo saber Pharmabiz, la compañía ya designó al reemplazo del argentino Rodolfo Civale, quien estuvo al frente de la filial por una década. Se trata del colombiano Jorge Arévalo quien llega desde Chile y al que los mercados «difíciles» no le son ajenos. Desembarca en la Argentina en un contexto sensible en el que el laboratorio fue salpicado en los medios masivos al quedar relacionado con aportes non sanctos para campañas políticas.

Desde el palo de las multinacionales la que volvió a estar en el tapete fue la británica GSK. Fue en función del nombramiento del colombiano Jorge Arévalo al frente de la filial argentina. El ejecutivo que llega desde GSK Chile y que está bien curtido en mercados emergentes reemplazará a Rodolfo Civale quien sale después de una década al mando del sillón principal de la compañía en el país.

Arévalo desembarca en un momento álgido en el que la multi fue salpicada en los medios masivos ya que le endilgaron aportes non sanctos destinados a la financiación de campañas políticas. El funcionario tiene sin embargo, la gran oportunidad de darle una gran vuelta de tuerca a la filial, a la vez que desacartonar su política de «incomunicación». Ver artículo.

La norteamericana P&G también estuvo en foco. Fue después de la investigación realizada por Pharmabiz a través de la que se expuso su política engañosa y su falta de soporte al consumidor. Así quedó en evidencia que la empresa se aprovecha de un contexto inflacionario en el que se pierde la noción de los precios regulares para confundir a los clientes a través de anuncios en los que se refieren descuentos que no son tales. Ver artículo

Asimismo a nivel retail, Farmacity volvió a primer plano. A través de un corto video explicativo el mayor retailer de farmacia de la Argentina salió a decir que representa menos del 1.5% del total de farmacias que operan en el país. Durante este mes la empresa tiene agendada además una audiencia pública convocada por la Corte Suprema de Justicia. La misma será el miércoles 29 de agosto y versará sobre el fallo que le impide a una sociedad anónima instalarse en la provincia de Buenos Aires. Ver artículo.

Por último, la biotecnológica enfocada en enfermedades ultra raras, Ultragenyx está desembarcando en el Cono Sur. Será de la mano de Julio Hasquiry, un argentino que fuera el gerente general del laboratorio Alexion en el país por casi una década. Para traer a Ultragenyx, tuvo que darle forma a una “223“, tal como se conoce en la jerga a la exigencia que impone la autoridad regulatoria local para que un laboratorio extranjero pueda operar. Ver artículo.

 

 

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