El cáncer de mama quedó en spot. Fue en un informe elaborado bajo el sello de la Universidad ISALUD y financiado por la suiza Novartis. Allí se puso blanco sobre negro acerca de la respuesta del sistema de salud argentino, el financiamiento y los costos de prevención, diagnóstico y tratamiento. El rol del sector privado y público, en análisis.

El financiamiento y cobertura de los tratamientos médicos resulta una arista clave en la actualidad, para los sistemas de salud en todo el mundo. Y es allí donde se puso la lupa, haciendo foco en el caso argentino, en un informe elaborado por los expertos Rubén Torres; Natalia Jorgensen; Gustavo Jankilevich; Juan Pablo Denamiel; Pablo Macadam; Daniel Fernández; Celina Spairani; y Daniel Lewi. Allí se analizó el rol del sector público y privado, así como los costos de prevención, diagnóstico y tratamiento en el campo del cáncer de mama.

Con el sello de la Universidad ISALUD y el financiamiento del laboratorio suizo Novartis, el documento detalla cuáles son los tres principales actores del sistema de salud argentino y cómo se estructura el Plan Médico Obligatorio. Se consigna que, a pesar de que en la Argentina está garantizada la cobertura de atención médica y tratamientos obligatorios, el acceso y la calidad pueden diferir sustancialmente en un sistema que el informe define como “segmentado e inequitativo”. Ver Documento

En el paper se enfatizan las diferencias que existen entre el ámbito estatal y el de la medicina prepaga respecto del diagnóstico y la cobertura. Esto además se observa en la dispar distribución de costos en cada subsector.

El reporte destaca que el cáncer de mama es una de las líneas de cuidado priorizadas por el Programa SUMAR del Ministerio de Salud, aunque allí se incluyen únicamente prestaciones de promoción, prevención y diagnóstico. En este escenario, se afirma que estudios previos muestran una respuesta muy desigual por subsectores, la cual se ve reflejada tanto en la cobertura de tratamientos farmacológicos, como en las modalidades de tratamiento y en los tiempos de demora.

En total en la Argentina se diagnostican 2 millones de casos nuevos al año. Aunque según el documento de ISALUD, surgen diferencias significativas respecto del estadio en el que se detecta la enfermedad así como en la modalidad y tiempos de demora para acceder al tratamiento tanto quirúrgico como farmacológico. Mientras que en el sector privado se estima que el 3% de las mujeres llega a atenderse en el estadio IV, en el sistema público puede alcanzar el 10%.

Además, en la esfera privada el 74% de los tratamientos son de modalidad adyuvante, mientras que en el wing público sólo lo es el 27%. Por su parte, la terapia paliativa alcanza a un 13% en el ámbito estatal en comparación con un 3% en el privado. En tanto, con cobertura privada el tiempo promedio de demora desde el diagnóstico hasta la cirugía es de 18 días. En contrapartida, en la atención pública es de 50 días.

Actualmente, el país cuenta con el Programa Nacional de Control de Cáncer de Mama (PNCM) dentro del Instituto Nacional del Cáncer (INC), cuyo objetivo es reducir la morbilidad y la mortalidad en relación con la enfermedad. Desde su creación en 2011 el INC genera guías de prevención, detección precoz y tratamiento. Sin embargo, de acuerdo al informe de ISALUD, la Argentina carece de indicadores globales sobre la forma en que son implementadas y cuál ha sido su impacto.

Política de cobertura de medicamentos

Según explica el documento, “no existe una política clara de cobertura de medicamentos oncológicos en la Argentina”, por lo que no se cuenta con protocolos explícitos nacionales. A grandes rasgos, es posible dividir la cobertura en tres subsectores: con cobertura exclusivamente pública; de seguridad social; y de medicina prepaga.

Sin embargo, el Plan Médico Obligatorio exige que todos los tratamientos relacionados con el cáncer se proporcionen sin costo a quienes estén cubiertos por un seguro médico privado o de obra social nacional. Mientras que las personas sin seguro médico mantienen su pertinente cobertura mediante el sistema de hospitales públicos y el suministro de medicamentos por parte del Estado. Además no es menor detallar que tanto las obras sociales provinciales como las denominadas “especiales” -Fuerzas Armadas, Universidades Nacionales, entre otras- determinan de manera autónoma sus propias coberturas.

Se explica asimismo que el acceso puede variar de acuerdo al tipo de cobertura que la persona disponga. Por caso, las quimioterapias están contempladas por el sistema público, las obras sociales nacionales y provinciales, el PAMI y las empresas de medicina prepaga. También lo están las hormonoterapias como Femara y Lectrum, de Novartis; y Novaldex D, de AstraZeneca.

En tanto, los biológicos en base a trastuzumab o pertuzumab también cuentan con cobertura por parte de los distintos actores. Son las terapias como Herceptin y Perjeta, de Roche. Aunque en el caso del eslabón público se dan a través del Banco de drogas de la Nación; y en las obras sociales nacionales el que reembolsa es el Sistema Único de Reintegro -S.U.R.-.

Claro que las principales desigualdades surgen en torno a las terapias más innovadoras y, generalmente, de alto costo. Son por caso las inmunoterapias -tales como Tecentriq, de Roche, y Keytruda, de MSD-; y los inhibidores del PARP -como Lynparza, de AZ-.

También figuran en este análisis los inhibidores dirigidos a proteínas CDK, entre los que se listan Kisqali, de Novartis; Ibrance, de Pfizer; Verzenio, de Eli Lilly; y Faslodex, de AZ. Algunos de estos tratamientos son provistos únicamente en casos especiales, mientras que otros directamente no están incluidos en la cobertura.

Costos de atención del cáncer de mama

En el informe de ISALUD también se puso la lupa sobre los costos directos de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de mama. Se estimaron, medidos en dólares a noviembre de 2020, en u$s 172 millones de los cuales el 36% corresponde al INSSJP (PAMI). En tanto el 21% pertenece al subsector de obras sociales nacionales; el 19% al sistema público sin cobertura explícita; y el 13% a las obras sociales provinciales. Por último, el 12% responde a la medicina prepaga.

Según el paper, el análisis de costos para los estadios tempranos -sin incluir los estadios avanzados- muestra el bajo porcentaje de recursos que se destina a la prevención y el diagnóstico dentro del grupo de mujeres con cáncer. Es sólo un 7% del costo directo en comparación con un 93% para el tratamiento.

En tanto, los tratamientos para estadios avanzados de cáncer de mama, que no tienen intención curativa y sin incluir a la quimioterapia citotóxica, concentran casi el 50% del costo total. De acuerdo al documento, esta composición tiene que ver con el estadio en el que llegan las mujeres al diagnóstico, “pero también con la falta de una política integral que asigne los recursos de manera eficiente y equitativa”.

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