Takeda no es la única que tuvo que rebautizar un producto para evitar confusiones. El sitio Pharmacy Times realizó una recopilación de empresas que hicieron lo mismo a lo largo de la historia. Figuran Pfizer y P&G entre otras.

La semana pasada, Takeda fue noticia tras haber tenido que cambiarle el nombre a su antidepresivo Brintellix -que ahora se llama Trintellix– para evitar confusiones con Brilinta, el antiplaquetario de AZ. Ver artículo

No fue la primera vez que la japonesa se vio obligada a rebautizar un producto. En 2010 había tenido que hacer lo mismo con Kapidex, al que renombró como Dexilant para ahorrarse malos entendidos con Casodex, de AZ.

Tampoco es la única empresa que tuvo que hacer cambios de nombres para evitar problemas, según un relevamiento realizado por el sitio Pharmacy Times a través de una consulta a sus lectores a través de las redes sociales. Ver artículo

Otras que tuvieron que renombrar productos fueron Janssen y GSK. La norteamericana le cambió el nombre a Reminyl y la británica a Omacor

Prilosex, el antiácido de P&G, había salido a la venta con el nombre Losec, y en 1989 tuvo que ser renombrado como Prilosex para evitar confusiones con el diurético Lasix, de Sanofi.

Celebra, el antiartrósico del norteamericano Pfizer, en 1998 cambió a Celebrex tras las confusiones con Celexa, de Forest Laboratories.

Otra que realizó cambios fue Janssen, que en 2005 renombró a Reminyl como Razadyne para no tener problemas con la marca Amaryl, de la francesa Sanofi.

También se suma a esta ola la británica GSK, que en 2007 tuvo que cambiarle el nombre a Omacor y bautizarlo como Lovaza para evitar confusiones con Amicar, de Xanodyne Pharmaceuticals.

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