Hugo Sigman dio una entrevista en «La Fábrica« y frente a jóvenes interlocutores industriales vírgenes de farma. Habló sobre sus inicios, sobre los conflictos con la británica AZ para que la vacuna COVID-19 esté a tiempo en la Argentina, sobre los precios de los medicamentos y también se expresó en contra de las empresas estatales

En una entrevista que duró una hora y media, el empresario Hugo Sigman, quien no suele conceder entrevistas a los medios en Argentina, se sentó junto al equipo de emprendedores de La Fábrica Podcast, en el que jóvenes industriales toman la palabra.

Desde el vamos, Sigman destacó el valor de las nuevas generaciones en el desarrollo de la industria y resaltó la iniciativa de la CAB joven en la que hoy hay cerca de 110 empresas de emprendedores jóvenes de todo el país, lo que interpreta como un testimonio de lo que está pasando en la Argentina. Es el hecho de que nuevos empresarios se agrupen buscando propuestas y soluciones, a la vez que escuchando a gente de gran trayectoria.

Sobre su orígenes describió cómo fueron sus inicios como residente de psiquiatría en el hospital general Aráoz Alfaro, llamado popularmente hospital Lanús. Dijo que su familia era de clase media, que su abuelo materno estaba en la industria maderera y que fue médico por un mandato familiar. Y luego explicó que Enrique Pichón Rivière fue su mentor al estudiar en paralelo psicología social y compartir espacio en un centro de salud mental en Béccar al que viajaban en un Citroën y en el que profundizaron sus charlas.

Sobre el grupo Insud, Sigman contó que tiene cuatro divisiones. Una llamada Chemo, en la que se fabrican materias primas y productos terminados para otros laboratorios farmacéuticos en el mundo. Describió que tienen cinco plantas químicas, una en Argentina, una en España, dos en Italia y una en India. También cuatro laboratorios farmacéuticos en España, desde donde exportan a todo el mundo a 1600 laboratorios y 120 paísesPuntualizó asimismo que tienen cerca del 50% del mercado mundial del omeprazol, el que fabrican en España.

A su vez mencionó a su segunda división, llamada Exeltis, especializada en Salud Femenina, la que opera con la marca Exeltis en 50 países. En el caso de Latinoamérica explicitó que no se llama Exeltis sino que actúan mediante el laboratorio Elea, en el que Sigman es accionista junto a la familia Sielecki y la farmilia Gold; en Uruguay se llama Urufarma, y tiene diferentes denominaciones en el resto de los países. Desde Exeltis puntualizó que fabrican la mayor parte de los anticonceptivos que se venden en todo el mundo.

La tercera unidad de negocio mencionada fue Xiromed, enfocada en genéricos que se comercializan en Estados Unidos, y por último nombró a mAbxience, enfocada en la biotecnología y con dos plantas, una en León España y otra localizada en Garín, Argentina, y en la que los alemanes de Fresenius entraron al 55% en el año 2022.

Sigman resaltó asimismo que cuentan con un grupo de investigación centrada en el área de oncología, en el área de Salud Femenina, y explicitó que parte de ellos están en India, parte en España, también en Italia y parte en Argentina, donde incluso tienen una sede propia sobre la calle Humahuaca, en el barrio porteño de Almagro, y donde fuera la sede de Osmótica.

También se refirió al costo argentino y concretamente a su producto Bevax, basado en bevacizumab. Sobre este producto biotecnológico dijo que lo producen con la misma tecnología en la planta de León y en la de Argentina, y con la misma cantidad de gente, en la Argentina cuesta fabricarlo un 20% más. Recordó que esto lo había resaltado durante la inauguración de la planta de mAbxience en el 2020 y frente al presidente Alberto Fernández que había asistido a la inauguración. Explicó que en dicho momento el mayor costo estaba basado en razones impositivas, y hoy siguen coexistiendo razones impositivas que muchas no cambiaron, pero al mismo tiempo se suma el costo argentino. Ver inauguración 2020

En otra parte de la entrevista Sigman se refirió a sus inicios en farma y para esto alució al laboratorio Synthial, que era propiedad del padre de Silvia Gold, su esposa. Y dijo que siempre lo trató de motivar para que trabaje junto con él. Fue por esto que empezó a trabajar junto a grupos de visitadores médicos, tratando de interpretar, cuál era la motivación de la visita médica, y otros factores. Y también recordó que cuando era estudiante trabajó como visitador médico.

Luego refirió que en el año 1976 se fue a España y poco después del golpe militar, en un momento en que la actividad de la psiquiatría no era bien vista. Luego de ejercer como médico cuenta que decidió trabajar con su esposa en trading farrmacéutico.

También rememoró cuando su suegro, Roberto Gold, le prestó u$s 400 mil, y como a esa altura él tenía bastante reputación en Europa, le presentó a sus amigos y le dio su respaldo. Contó asimismo, los primeros tropiezos en su negocio cuando una operación hacia México resultó fallida.

Más tarde dijo que ya no se sentían cómodos en el rol de comprar y vender. Y Sigman lo justificó en el hecho de que el que vende, quiere llegar al cliente directo porque siente que el intermediario se queda con una parte, que él podría ganar. En tanto, el que compra también quiere llegar directo al cliente. Más tarde, y junto a un socio italiano dijo que montaron una empresa que desarrollaba tecnologías a fin de vendérselas a empresas químico farmacéuticas.

Remarcó asimismo que tuvieron un golpe de suerte por un hecho que les cambió el rumbo. Fue en 1978 cuando Italia, que era el gran proveedor de materias primas para la industria farmacéutica, aceptó la patente de producto. Y explicó que en el régimen de propiedad industrial hay dos tipos de patentes: las patentes de proceso y las patentes de producto. El dato relevante fue que España incorporó la patente de producto ocho años más tarde. Entonces, desde España surgió la posibilidad de realizar muchos productos que antes realizaban los españoles y allí tuvieron una gran oportunidad. Años después dijo que la necesidad que surgía de parte de los clientes era la de contar con dossier farmacéuticos a fin de registrar un producto.

Sigman puso al tema de la reinversión como un tópico clave. Dijo que si sos un empresario que vive extraordinariamente bien y no reinvertís en la empresa, y te llevás todo lo que la empresa produce en dividendos, será una empresa que seguramente va a tener alguna dificultad. El segundo tema que puso en valor, es el de la búsqueda de la excelencia, es decir desafiarse permanentemente. Y por último remarcó que es muy relevante la transparencia, el hecho de que no hay ocultamientos y también valorizó el respeto a la personas. En ese punto hizo un mea culpa, por la forma en que en algunas oportunidades se dirigió a sus colaboradores. En la actualidad describió que el grupo tiene 150 compañías y que Argentina representa para el grupo el 14% de la facturación.

Respecto de cómo está la industria farmacéutica hoy en la Argentina, Sigman resaltó que se trata de un buen modelo para que se lo escuche. Dijo que la mayoría son empresas familiares que se han perpetuado a través de tres o cuatro generaciones. Entre ellas mencionó a Casasco, que se fundó en 1890, a Roemmers y Bagó, creadas hace 90 años, etc. Puntualizó que se registra una competencia muy fuerte en el mercado, pero que a nivel institucional hay un gran cuidado en la defensa de los intereses comunes. Y al mismo lo definió como un modelo genial.

Pandemia COVID-19

Respecto de la pandemia de COVID-19 Sigman remarcó que a la Argentina nunca le faltó ningún medicamento durante la pandemia. Dijo que la industria argentina suministró todos los medicamentos que hicieron falta durante la pandemia. Resaltó asimismo, que en ese momento surgió un hecho muy novedoso y fue la solidaridad de los científicos. Y enfatizó que los científicos argentinos jugaron un rol gravitante en materia de respiradores, devices de diagnóstica, medicamentos, etc.

Respecto de la vacuna, dijo que vivió una experiencia muy lamentable a nivel personal. Indicó que cuando llega el COVID-19, las empresas que desarrollaron la vacuna fueron Pfizer, Moderna, los chinos, y AZ, que toma la licencia de la Universidad de Oxford. Pero como AZ no contaba con fábricas, empieza a buscar fábricas que le elaboren la vacuna. Pero como este paso significaba un costo enorme, comenzaron a buscar donaciones para dicho proceso. Así en EE UU aparece la fundación Gates y en Latinomérica fue la fundación Slim. Aunque Slim a cambio de financiar el proyecto exigió que la vacuna se fabrique en México. Sin embargo, cuando AZ va a auditar las plantas disponibles en México, encuentra que no podía aprobar ninguna fábrica. Es en ese momento, cuando buscando otras opciones en la región llega a mAbxience. Y la propuesta es fabricar el principio activo de la vacuna. Fue entonces que la compañía suspende todo lo que estaba haciendo para abocarse a la vacuna. En ese entonces, dijo Sigman, sentí que estaba haciendo una de las mejores cosas de de mi vida.

El proyecto era hacer el principio activo que iba congelado a México, en ese país se descongelaba, luego se diluía, se filtraba y se colocaba en viales. Fue así que en enero de 2021 se comenzó a enviar el principio activo a México, pero los mexicanos no pudieron cumplir su parte porque le faltaban algunos equipos que habían adquirido en Estados Unidos. Fue, según explicó Sigman, porque el gobierno norteamericano, le prohibió a la firma MSD, enviar los filtros estériles que hacían falta para realizar dicho proceso y en pos de priorizar la producción destinada a los Estados Unidos.

Así las cosas, la decisión de AZ fue enviar el principio activo fabricado en Argentina a una fábrica de Estados Unidos, y los primeros 40, 50 millones de vacunas que llegan a la Argentina, procedieron de dicha fábrica. Y en ese momento, explica es cuando llega la parte política de este desastre. Esto es porque surgen dos reacciones. Los que estaban en el gobierno decían que el principio activo de Argentina se envió a Estados Unidos para realizar una vacuna para EE.UU, y dijo, eso nunca sucedió. También comentó que se decía «revisemos los contratos de las vacunas«. Sin embargo, aclaró que el problema no era vender la vacuna, sino tener la vacuna. Y puntualizó que AZ le vendió a la Argentina el 12% de todo lo que produjo.

Otro de los puntos que expuso Sigman es que en ese momento mantenía una limitación muy grande, y que era que a raíz del contrato que se había firmado con AZ, ninguna de las partes podía dar comunicados públicos. Dijo que una sola vez, salió a decir algo y enseguida AZ le mandó una carta llamándolo al orden. Esto fue mientras en la Argentina, el gerente general era Agustín Lamas.

Y al referirse al precio de los medicamentos distinguió a los medicamentos especiales, tales como los destinados a Oncología y Enfermedades Raras, y dijo que presentan unos precios exorbitantes en el mundo. Y esto explicó que es en función de que en la industria farmacéutica no hay ningún control de precios, el precio lo fija la compañía que vende el producto. También que las empresas lo justifican anteponiendo el capital que deben destinar en concepto de gastos en investigación y por la amortización resultante. Entonces detalló que dicho mercado, que representa en unidades el 5%, pero en valores ya representan casi el 30% de lo vendido.

Ahondó asimismo, sobre el segmento de los biosimilares, a los que definió como los genéricos de dichos productos. Y trajo a la mesa, la proyección de ventas que iban a tener con el bevacizumab, un medicamento original, de la suiza Roche. Sigman explicó que todos los que hacen biosimilares, en ese momento, unas cinco compañías en el mundo, estimaron que el mercado iba a crecer un 20% alrededor del bevacizumab. Sin embargo, el mercado terminó creciendo 120%. De modo que aún en Estados Unidos y en Europa, razonó, la baja en el precio de estos productos, claramente mejoró el acceso.

Por último también se expresó sobre el rol de las empresas estatales, y dijo que el rol del Estado en todo lo que tiene que ver con investigación y desarrollo, se constituye en un rol esencial. Aunque remarcó, «yo no creo en las empresas estatales«. Sigman asumió que las empresas estatales, en general en todo el mundo, salvo contadas excepciones, han fracasado rotundamente.

Artículo anteriorCanasta de higiene: con precios flat
Artículo siguientePrepagas: presunta cartelización
Cristina Kroll
Fundadora y Directora [email protected]

DEJA UNA RESPUESTA

Escriba su comentario
Ingrese su nombre