Rubén Torres, el rector de la Universidad ISALUD y persona siempre relacionada con Ginés González García se explayó sobre el sistema sanitario argentino. En una entrevista realizada por Irene Hartmann en Clarín brinda su perspectiva sobre varios temas eje relacionados con la política y la estructura de los servicios de salud en la Argentina.
Una potencial reforma al sistema de salud está en boca de todos los jugadores del sector y de la política. Para hablar al respecto Irene Hartmann en Clarín entrevistó a Rubén Torres, rector de la Universidad ISALUD. Ver entrevista Clarín.
Según el experto, desde que se debate la posibilidad de aggiornar el sistema todos los partidos políticos están de acuerdo en líneas generales. Sin embargo, la cuestión radica en cómo enfrentar los problemas que esa reforma va a implicar, consideró Torres.
Para Torres todavía falta voluntad política, ya que durante los últimos 40 años distintos sanitaristas plantean la necesidad de tomar este tipo de medidas. De todas maneras, en las últimas elecciones la salud desapareció de la agenda pública. «Es una de las tres grandes deudas sociales, con la reforma tributaria y la previsional«, opinó el rector de ISALUD. «La propia vicepresidenta –Cristina Fernández– sacó a la luz la idea de una posible reforma, pero ella y su marido –Néstor Kirchner– gobernaron 12 años y nunca intentaron modificar el sistema. Lo ignoraron«, criticó quien es un hombre cercano a Ginés González García.
Según Torres sería lógico definir una colaboración público-privada para avanzar en una reforma. Sin embargo, aclara que esto no haría «desaparecer» a las prepagas, sino lograr que la atención de ambas esferas se fortalezca mutuamente.
Desde su perspectiva, una reforma de salud razonable contemplaría tres sectores. En primer lugar, explicó en el sistema público se da un subfinanciamiento. Luego, en las obras sociales la falencia está en que -sobre 300- solo 15 nuclean el 80% de los beneficiarios. «No se pueden dejar de mencionar los dos grandes monstruos de la seguridad social. Uno es el PAMI, históricamente deficitario. No me cierra que infinidad de gobiernos hayan siempre elegido autoridades corruptas. Debe haber -en todo caso, también- un tema de funcionamiento para revisar«, criticó.
En tanto, el otro «monstruo» son las obras sociales provinciales, que cubren a los empleados de cada jurisdicción con los aportes de ellos y del Estado provincial como empleador. «Fíjese qué sinrazón: en ninguna de las 24 jurisdicciones, la obra social y el sector público actúan juntos, por ejemplo, para comprar medicamentos y tener mayor poder de compra. No es un tema técnico sino político«, afirmó Torres.
En el contexto de la pandemia, según el especialista, quedó en evidencia que los recursos humanos, en especial en las provincias, son escasos. Por eso, Torres se preguntó «¿No sería lógico definir una colaboración público-privada si queremos avanzar en una reforma? «. Es que para él no se buscará hacer «desaparecer» a las prepagas, sino lograr que la atención pública y privada se fortalezcan entre sí.
En ese sentido, Torres reconoció estar en desacuerdo con Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical, quien afirma que los centros privados atienden al 70% de los argentinos. «El 70% lo hace a través de su mutual, obra social o prepaga. Cumplieron un papel relevante en la pandemia: merecen un reconocimiento, igual que los médicos de los hospitales», sostuvo el representante de ISALUD. Ver artículo.
«Las prepagas tienen 6 millones de afiliados, 7% u 8% de la población, igual que en otros países. Ahora bien: si usted está en Europa o Canadá, el sector público le da al menos el 80% de las prestaciones. Contrata una prepaga como complemento para ítems como atención odontológica o internación en un cuarto individual. ¿Cómo es en la Argentina? Cuando compra un sistema prepago, usted está comprando todo: desde el nacimiento de sus hijos hasta el cuidado paliativo antes de la muerte», concluyó Torres.
