Luis Scervino fiel a su estilo fue al grano en un evento de la OISS. Dijo que el Programa Médico Obligatorio creado en el año 1995 por el decreto 492 y que durante este tiempo sirvió y mucho, hoy hay que «tirarlo a la basura». Puntualizó que en su lugar habría que hablar de una canasta de servicios explícita que detalle taxativamente qué tiene que cubrir cada parte.

El ex Superintendente de Servicios de Salud (2015-2017), Luis Scervino; así como el rector de la Universidad Isalud, Rubén Torres, fueron algunos de los oradores destacados en un evento realizado ayer en Buenos Aires por la OISS, la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social.

Y al tomar el micrófono, ninguno de los expertos se anduvo con rodeos. Fueron al hueso al tratar diferentes asuntos relativos al financiamiento del sistema de salud en la Argentina. Así por caso, Torres se refirió a la Agencia Nacional de Tecnologías Sanitarias -AGNET- que no logró ver la luz durante la presidencia de Mauricio Macri, a pesar de que se la impulsó desde los comienzos de su gestión.

Dijo sin embargo, que tal agencia «no sirve para nada si no está relacionada con diferentes factores tales como las condiciones de precios de los medicamentos, la logística y otras cuestiones».

El ex titular de la Super se refirió a la triple cobertura que tienen muchos ciudadanos. Dijo que esto es altamente distorsivo y que habría que pensar en una herramienta que solucione esta cuestión de raíz. Otro de los oradores sugirió que a través del DNI se pueda determinar qué cobertura le corresponde a cada uno. Esto es porque se suelen utilizar de forma azarosa el servicio de una obra social provincial, de una sindical o del sistema público como a cada quien le viene en gana.

Además de eso resaltó que el sistema de salud está plagado de inequidades muy objetables tal como el hecho de que se cubran tratamientos de fertilidad asistida, mientras que hay condiciones básicas que no están contempladas. En este casillero puso como ejemplo que se triplicaron los casos de sífilis entre 2011 y 2017. A todas estas decisiones las calificó como de orden moral.

Torres describió también al sistema de salud como desarticulado, fragmentado y segmentado recalcando que tan sólo 25 obras sociales nuclean al 85% de los beneficiarios y que hay un padrón total de 290 entidades. Todos los oradores lo consideraron a este hecho como inadmisible y más tarde otro de los panelistas apeló a que se debería avanzar hacia un proceso de fusión, respetando las particularidades.

La exposición de Torres estuvo apoyada en ejemplos reales que causaron repercusión entre la audiencia. Fue por caso cuando detalló que en la Argentina existe un fondo especial del tabaco que recauda cerca de $9 mil millones. Y lejos está la decisión de que dicha suma se destine a la prevención de algún tema relativo a la salud. El experto explicó que se direcciona insólitamente a estimular la propia industria del tabaco.

El que lo secundó fue Luis Scervino, quien se refirió entre otros temas al financiamiento de la seguridad social y a la situación puntual de que 50 mil personas hacen uso por mes de la libre elección para cambiar de prestador. Esto genera lo que se ha dado en conocer como el efecto descreme, que implica que los más jóvenes y los empleados con los mejores sueldos puedan «saltar el charco» en busca de un servicio de mejor calidad.

Gabriel Barbagallo de la Unión Argentina de Entidades de Salud del sector privado -la UAS- llevó números concretos. Detalló el exponencial crecimiento del gasto en medicamentos en el sector privado entre el 2013 y el 2018. Además se refirió al caso Spinraza, producto de ultra alto costo que lleva a la quiebra a cualquier entidad de pequeña envergadura. A la vez consideró como inadmisible el hecho de que no se haya dado a conocer el precio que Biogen acordó con el Estado, para que los privados puedan tomar ese número como referencia.

También señaló como una pata floja el hecho de que 2 millones de monotributistas hayan «ingresado por la ventana» al sistema y que dicho fenómeno siga en ascenso, sin que ninguna autoridad política logre que al menos este colectivo pague por los servicios de salud un número equiparable al que tributa el resto de los empleados en relación de dependencia.

En este campo se refirió además a la triple cobertura que tienen algunos ciudadanos. Consignó que es altamente distorsivo ya que se suele utilizar de forma azarosa el servicio de una obra social provincial, de una sindical o del sistema público como a cada quien le viene en gana. Así resaltó que habría que buscar una solución de raíz. Luego, Gabriel Lebersztein -gerente de prestaciones de OSECAC- recogió el guante y dijo que a través del DNI se podría determinar en el futuro qué cobertura le corresponde a cada persona.

Scervino trajo a la mesa además al creciente fenómeno de la judicialización. Reflexionó sobre la ingenuidad que muchos de los referentes del sector tuvieron al creer que era suficiente explicarle a los jueces sobre el contexto de estos litigios. Sin embargo, observaron que de nada sirvió y que el verdadero problema es el actual marco jurídico, y apeló a que eso es lo que debería ser modificado.

El ex superintendente de Servicios de Salud incluso fue por más y dijo que «el PMO que durante mucho tiempo sirvió y mucho hoy hay que tirarlo a la basura«. Puntualizó que habría que crear en su lugar una nueva canasta de servicios explícita, en la que se detalle taxativamente qué prácticas y prestaciones deben cubrir cada una de las partes: la seguridad social, las prepagas y el Estado.

Por último Gabriel Barbagallo quien actúa como gerente de relaciones institucionales de OSDE y que forma parte de la flamante Unión Argentina de Entidades de Salud del sector privado -la UAS- llevó números concretos. Detalló por ejemplo que el gasto de los medicamentos en OSDE creció un 625% en el segmento de oncología entre 2013 y 2018, y que el renglón de la hepatitis C se incrementó un 3.279%.

También hizo referencia al caso Spinraza, el que dijo liquida a cualquier entidad de pequeña envergadura en función de su ultra alto costo. A su vez consideró como inadmisible el hecho de que no se haya dado a conocer el precio que la norteamericana Biogen acordó con el Estado, para que el sector privado pueda tomar ese número como referencia.

La OISS reunió a los expertos en seguridad social.

 

Luis Scervino, ex titular de la SSS.

 

Gabriel Barbagallo de la UAS llevó números concretos.

 

Evento OISS: Scervino y más

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