Algunos podrían integrar la lista de materias primas «criticas» que obtengan una trato especial.

Dióxido de titanio, pigmentos, resinas, cargas minerales y aditivos no son palabras difíciles para decir sin repetir y sin soplar; son los componentes básicos que se necesitan para fabricar una pintura, de los que 80% no se producen en el país. Por ello, algunas firmas están pendientes acerca de cuáles son los insumos categorizados como “críticos” por el Gobierno. Uno podría ser el dióxido de titanio, que no se fabrica en el país y se aplica también en papel, electrodomésticos, plásticos y telas.

En general, el sector está muy estancado, no sólo por el parate en las importaciones sino también por la retracción en el consumo de tinturas y barnices. La pintura para el mercado automotor, por ejemplo, está muy atada a la producción de autos local y a la exportación, por lo cual tampoco son buenas las perspectivas para este segmento.

Los proveedores del sector quieren saber cómo se harán operativos los pagos al exterior. Además, con 14 días de feriado cambiario y, como luego de 30 días de vencidas las facturas no se puede girar dinero al exterior, las empresas se quejan porque se sienten bajo sospecha de girar dinero afuera cuando en realidad están pagando una obligación.

Algunos players de peso están “prestando mercaderías” para que los fabricantes no detengan la producción. Otros ven los insumos con remito en vez de la tradicional factura. Este mecanismo sería igual a decir “llevá que después te digo cuánto cuesta”. Aunque a la mayoría estima que la gran dependencia del sector respecto de la materia prima importada producirá un aumento de precios del orden del 30%.

José Luis Pino, de Solutia, una compañía que pertenecía a Monsanto, afirma que se agotan los stocks en el país y que las ventas cayeron 50% en la empresa norteamericana que fabrica cerca de 40 insumos para la industria.

Ronaldo Coelho, gerente de compras de BASF, que fabrica insumos como dispersiones acrílicas y tiene la línea de pinturas Casablanca, cree que el aumento de precios se ubicaría entre 15 y 20 por ciento. Este ejecutivo brasileño estima que en la Argentina podría desatarse un proceso similar al de su país luego de la devaluación. “La mano de obra bajará de precio y los consumidores cambiarán las líneas top por las marcas más estándar. De esta manera, el precio final no cambiaría”, según Coelho.

Por su parte Akzo Nobel, que está centrada en la producción de pinturas premium, no ve por delante un futuro promisorio.

Por Cristina Kroll

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