En la Argentina una mujer aparece en una campaña publicitaria televisiva recomendando a su marido cuidarse frente al colesterol.
 
 
Le cuenta que “ella también tenía” y que para prevenir debería tomar un Vidacol (vidacol) todos los días.
 
 Con una estética propia de las publicidades a las que apela la industria farmacéutica, muchos televidentes creyeron que la actriz en cuestión le recomendaría un medicamento. Pero no, lo que le recomienda es un producto lácteo.

Por eso, los ejecutivos de las principales compañías farmacéuticas líderes en líneas cardiovasculares están con los pelos de punta.

Sucede que Danone, a través de su empresa La Serenísima afirma que Vidacol ayuda naturalmente a reducir el colesterol.

Lipitor de Pfizer (en Argentina comercializado por Elea), Crestor de AstraZeneca y Zocor de Merck Sharp & Dohme podrían sentir el impacto en el largo plazo. Por eso, el mercado de las estatinas ya está preparando su contraataque.

Creen además que la ANMAT –que estaría muy disconforme con las políticas de comunicación de la industria alimenticia- no logra encuadrar los mensajes emitidos desde las mega alimenticias. Mientras tanto, la industria farmacéutica está muy limitada en sus campañas de comunicación públicas.

Las enfermedades relacionadas con el aparato cardiovascular representan el tercer grupo de medicamentos con mayor facturación en el mercado local.

Durante 2007 han conseguido el 16.26% de las ventas totales, por debajo de los medicamentos para el sistema nervioso central que representaron el 17.36% de la demanda y de los destinados para el aparato digestivo que consiguieron el 17.34% de la facturación.

Danone cuenta además con otro producto que apunta al mismo segmento: Serecol. “Es la única leche que posee fitoesteroles y que ayuda a reducir los niveles de colesterol” (Serecol).

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