Después de la polémica surgida en torno a las cuotas de las prepagas distintos referentes del sector salieron a fijar posición ante la opinión pública. Además de Claudio Belocopitt que dio profusas entrevistas en los medios, ahora Luis Fontana, el gerente general de OSDE, se refirió al «falso dilema» entre la salud pública y la privada.

Las prepagas cerraron un 2020 con un ida y vuelta acerca de la posibilidad de realizar aumentos en los últimos meses. Fue por esto que los jugadores del sector salieron a marcar la cancha. Primero fue Claudio Belocopitt, de Swiss Medical, y ahora quien habló con José del Río en La Nación fue Luis Fontana, el gerente general de OSDE. Ver artículo La Nación.

Según Fontana, las obras sociales y prepagas ya atravesaban una situación complicada antes de la pandemia, con un aumento de los costos en función de las terapias de última generación, los amparos judiciales y la devaluación. Esto dejaba márgenes económicos negativos o mínimamente positivos, explicó.

«El gasto en salud no solo sufre el impacto de la inflación, también de la innovación tecnológica, del aumento de la edad poblacional, de la devaluación y de la legislación de prestaciones incrementales sin fuente de financiamiento. Hay una inflación que es el índice de precios al consumidor que nos afecta a todos en la vida cotidiana pero en la salud hay una curva superior ya que la tecnología tuvo un crecimiento exponencial y eso impacta directamente en los costos«, sostuvo el gerente general.

Luego, a partir de la pandemia, Fontana detalló que la gente resignó la atención ambulatoria y postergó todo lo programado, tanto en ambulatorio como en internación. Sin embargo, el gasto en medicamentos biológicos y en tratamientos de alta complejidad, que tienen una gran incidencia en el gasto médico, se mantuvo y aumentó de la mano de la devaluación.

Por eso, el ejecutivo, quien además es médico cirujano, diferenció las realidades de los prestadores y de los financiadores. «El financiador, pese a mantener el gasto de tratamientos de alto costo, gastó menos, y el prestador gastó más y entró en problemas económicos«, mencionó. En ese contexto, el Estado sostuvo a las empresas mediante el recurso del ATP hasta enero, que se interrumpió esa ayuda. «Cuando parecía que se retomaba lentamente el ritmo de prestaciones a cierta normalidad, el COVID-19 avisó bruscamente que está y seguirá estando entre nosotros», agregó.

Con el repunte de los casos las tasas de utilización del servicio volvieron a bajar y nuevamente lo que se atiende es casi todo COVID-19. «Los prestadores, de nuevo, enfrentan problemas económicos. Necesitan ayuda«, avisó Fontana. Además, el gerente expresó que se había solicitado el aumento de la cuota para trasladar ese incremento a los prestadores y asistirlos en un momento en que los subsidios estatales eran discontinuados.

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