Los medicamentos de ultra alto costo quedaron en el centro de la escena después de que el parlamento argentino aprobara la cobertura de Trikafta en el país. La experta en economía de la salud, Natalia Jorgensen apunta a la decisión tomada por los legisladores y subraya que ahora todo quedó en manos del prescriptor.

La semana pasada, el parlamento argentino aprobó la ley integral de la fibrosis quística, lo que implicaría la cobertura de los tratamientos indicados para esta patología. Y sobre ello hizo referencia la economista especializada en Salud, Natalia Jorgensen. Ver «Trikafta y la vía corta sin ANMAT».

La consultora del Banco Interamericano de Desarrollo -BID- explicó en un extenso hilo de Twitter que hasta hace pocos años el tratamiento de la fibrosis quística apuntaba sólo a los síntomas y que en la actualidad existen las llamadas terapias moduladoras, con las que «se trata el defecto básico de la enfermedad». Ver tweets.

Jorgensen remarcó que en la Argentina hay dos tipos de terapias aprobadas por la ANMAT. Son por un lado, Ivacar, del nacional Gador; e Ivadeco, de Tuteur, ambas a base de ivacaftor y que resultan genéricos de Kalydeco, un medicamento de la norteamericana Vertex. Ver «El dueño de Trikafta: informe».

Jorgensen remarca a su vez que el Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (NICE) del Reino Unido -lo que en la Argentina aspiraba a ser la AGNET-, no recomienda a las terapias dobles tales como Orkambi, de Vertex. En simultáneo Europa todavía se debate sobre el criterio para aprobar Trikafta.

Y por otra parte existen las terapias dobles, que en la Argentina tienen cobertura por parte de la seguridad social y donde están comprendidas las marcas: Lucaftor de Gador; y Lumiva, de Tuteur. Ambas combinan lumacaftor con ivacaftor y se constituyen como equivalentes de Orkambi, otra terapia de Vertex. Aunque claro, las versiones locales se comercializan a un precio muy inferior al del original, con un costo anual aproximado de $2 millones (u$s 26 mil).

Sin embargo, dice Jorgensen «la evidencia clínica de la doble terapia es limitada a endpoints intermedios«. Así por caso en Inglaterra el NHS England -el organismo que define los mecanismos de cobertura para los tratamientos médicos en ese país-, integró al paraguas de la seguridad social a Orkambi, desde fines del 2019. Esto a pesar de que el Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (NICE), -lo que en la Argentina aspiraba a ser la AGNET– no lo recomienda.

En tanto, en octubre del 2019 la FDA aprobó Trikafta, la terapia de combinación triple que en Europa lleva el nombre de Kaftrio, y que aún no fue autorizada por la EMA. El medicamento que hasta el momento tampoco fue avalado por la ANMAT, explica Jorgensen, presenta mejores resultados que la doble terapia y en un porcentaje mayor de personas. Sin embargo, el precio de la misma es de aproximadamente de u$s 300 mil. Según Jorgensen, para el sistema de salud argentino esto significa «48 años de vida que se dejan de prevenir».

La experta afirmó que «no medir el costo de oportunidad, no realizar un análisis de la evidencia disponible, dejar la decisión de tratamientos altamente costosos únicamente en manos del prescriptor» tal como quedó planteado tras la ley, «pone en riesgo la sostenibilidad del sistema». Además agregó que como mínimo el articulado de la ley debería haber pasado por la Comisión de Salud y que «dar respuesta a los derechos en salud individual requiere que demos respuesta a los derechos en salud colectivos».

u$s 1 = $76,00 (cotización BCRA del martes 28 de julio)

 

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