El tironeo por la fabricación y la representación de vacunas anti COVID-19 escala en todo el mundo. En esta semana, los medios argentinos se engolosinaron con múltiples notas y entrevistas a Marcelo Figueiras, la cara visible del laboratorio Richmond. A falta de otros interlocutores de Farma poco amigables con la agenda mediática, el empresario se llevó casi todos los flashes. La repercusión generó que las acciones en la bolsa se disparen un 30%. En esta nota se deshilvanan las cuestiones técnicas.

Los flashes de los medios esta semana se posaron sobre el presidente del laboratorio nacional Richmond, Marcelo Figueiras. Y también dio tela para cortar el descargo realizado por Hugo Sigman, el titular del grupo nacional Insud. Así, en un abrir y cerrar de ojos todos los medios parecen primos hermanos de Pharmabiz, donde los temas de farma se constituyen en el gran eje editorial. Sin embargo, algunas veces se generan batifondos en función de que se replica información parcialmente real, principalmente por la escasez de datos técnicos.

Todo el ruido comenzó cuando el laboratorio Richmond le avisó a la Comisión Nacional de Valores que avanza con la versión latina de la vacuna Sputnik V. En todas las plataformas se habla de «primer lote», generándose una confusión con el estricto significado de ese término que refiere al paso precedente en el que la autoridad regulatoria local le da el visto bueno a la fabricación de un producto. Lo que Richmond hizo, en la práctica, fue envasar una tanda de productos, llamada «lote piloto» -tarea que en realidad se realizó en el tercerista de capitales nacionales MR Pharma– . Todo esto a efectos de convalidar el producto con Gamaleya en Rusia, a fin de que el instituto apruebe que el laboratorio los represente. Falta mucho camino por andar para que luego de ese potencial OK, comience la relación con ANMAT en calidad de tercerista del fondo ruso. Y más recorrido, para que la ANMAT apruebe el verdadero primer lote y por tanto, que el producto pueda estar en el mercado. Ver artículo Richmond.

En paralelo, el que sumó su perspectiva fue el titular del Grupo Insud. Hugo Sigman hizo público un descargo en el que aclaró que su laboratorio mAbxience se constituye en tan solo una de las patas de la fabricación de la vacuna de la británica AstraZeneca. El empresario habló de los obstáculos para dar a luz localmente el inyectable de AZ, justo en la misma semana en que el Estado puso en marcha una contratación a fin de adquirir 1.5 millones de dosis de vacunas contra el virus del papiloma humanoEl candidato para convertirse en proveedor es Sinergium Biotech que entregaría la vacuna que se incorporó al calendario oficial en el año 2011 y luego se amplió en el 2017. Porque claro, no todo es COVID-19 y el abastecimiento de las 20 vacunas que conforman el calendario también tienen lugar en la agenda pública. Ver artículo Sinergium. 

El otro gran dato es que el consorcio Sinergium Biotech mantiene un acuerdo de transferencia de tecnología firmado con la norteamericana MSD, desde hace largo rato, a fin de fabricar esa vacuna en el país. Es que el cuentito es corto. Son contadas con la mano la cantidad de plantas que generan vacunas en cada región. Por lo cual, los actores especializados están súper identificados y se repiten en función de su expertise. Entonces, la gran pregunta es: ¿a dónde se fabricará la Sputnik V en la Argentina? Las posibles plataformas son la propia Sinergium Biotech o el laboratorio de capitales nacionales Biol, aunque se descarta que tengan capacidad instalada disponible. Y el plan B podría ser apelar a una planta especializada en inyectables, que logre certificarse como fabricante de vacunas. Claro que ese proceso no toma menos de un año. No es en función de trabas burocráticas, sino de requisitos técnicos elementales. Lo que sí está claro, es que una planta de vacunas no surge «en dos meses», a menos que se abran vericuetos por fuera de los procedimientos que estrictamente regulan al sector. Ver artículo Descargo Sigman.

La Salud Pública en tanto, tiene miles de frentes abiertos. Por eso, el Ministerio de Salud esta semana definió la resolución de dos licitaciones públicas financiadas en parte por el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- y relacionadas con el COVID-19. Una tuvo como ganador al laboratorio nacional Denver Farma que fabrica salbutamol en su planta de Garín y otra a los latinos de Jayor, que se convirtieron en proveedores de test de diagnóstico COVID-19. Ver artículo Denver. Ver artículo Jayor.

Y hay más medicamentos para el COVID-19 que esta semana subieron a primer plano. Fue luego de la reunión que mantuvieron representantes del ámbito público y del sector privado. En ese espacio se estableció un acuerdo respecto de los precios máximos de cinco productos utilizados en terapias intensivas y que están siendo súper demandados. Claro que todo responde a la demanda global y al tironeo sobre quién es más fuerte para adquirir los APIs, que no se fabrican en el país, porque a casi nadie le resulta rentable la ecuación operativa. Ver artículo Precios.

Por último, la cartera sanitaria volvió a revisar algunos expedientes de la era Macri y relativos a procesos licitatorios. Después de que el año pasado Ginés González García repasara varios de los contratos iniciados durante la gestión anterior, en este 2021 y con la firma de Carla Vizzotti se le abrió un sumario administrativo al tercerista MR Pharma. Se trata justamente de la empresa que le envasó las vacunas a Richmond y propiedad de la familia Martínez Ríos. Lo que está en la mira son dos renegociaciones de precios en el marco de una licitación pública de anticonceptivos adjudicada en mayo del 2018. Ver artículo MR Pharma.

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